Física y anímicamente viví un embarazo de "librito". Ni amenazas de aborto, ni pies hinchados, ni problemas de presión arterial, ni sobrepeso.
Los problemas con mi embarazo siempre fueron externos y originados de la persona menos pensada: mi ginecobstetra.
Dije que iba a escribir del asunto luego que mi hijo naciera. Fernando cumple hoy 15 días de nacido, y empiezo mi redacción sobre las semanas más traumáticas de mi embarazo, gracias a la falta de ética médica de la persona en quien confié este proceso. Una gran decepción y, lamentablemente, no parece ser el único profesional de la salud con estas prácticas, según me han comentado otras madres y amigas.
En un post anterior había comentado sobre la petición de mi hoy ex doctora en cobrarme honorarios fuera de los que por contrato cubre mi seguro médico. Nada más y nada menos que 20 mil pesos en caso de parto natural y 25 mil pesos en caso de ser cesárea. Eso me lo informó con siete meses de embarazo. Honorarios de los cuales no me entregaría ni un recibo y que se sumarían a la cuenta de la clínica, por lo que posiblemente tendría que buscar 30 mil pesos o más. Lo peor, ella cobraría, tarde o temprano, los honorarios que les correspondían por mi seguro médico.
La excusa: El seguro tarda mucho en pagar y sus años como profesional costaban, incluyendo el hecho de mantener su consultorio en condiciones adecuadas.
En ese momento debí seguir mis corazonadas y cambiar de médico. No lo hice convencida que lo mejor era quedarme con la doctora que me había atendido por seis años. Mi esposo y yo conversamos con ella, y cedió en rebajarnos 5 mil pesos. Era una situación injusta, pero pensamos que de alguna manera conseguiríamos el dinero. Todo por el bienestar del bebe y mío.
Pero el asunto se puso peor.
Además de la estafa, manipulada desde la confianza que deposite en ella, mi ex doctora me tenía otra sorpresa. En mi cita de la semana 36, luego de pesarme, tomarme la presión y medir mi panza, me dice que vaya practicando la respiración para el momento del parto. Después de tomar algunas notas, me despido de ella y paso a pagar la cita. En ese momento me llama nuevamente a su consultorio.
"Argénida, revisando tu expediente (se le ocurrió hacerlo luego de 36 semanas de embarazo, no antes, ni nunca. Parece que no tenía importancia hasta ese momento) creo que lo conveniente es hacerte cesárea. Mira, veo que lo del Papiloma..."
Deje de escuchar lo que me decía en ese momento. El mundo se me abría bajo los pies. Estaba confundida. ¿Por qué esperar hasta este momento para decirme algo así? ¿Cómo es eso de que podía contagiar a mi hijo del Virus del Papiloma Humano (VPH)? ¿Qué clase de doctora es está?
Respondí en monosílabos y salí de su consultorio en shock y dejándole un calendario en la mano, donde ella había marcado el dos de octubre como fecha para mi cesárea. Pero, siguiendo mi corazonada (que ahora si le iba a hacer caso) busqué información.
Pero primero debo explicar sobre el VPH. Fui diagnosticada por mi ex doctora de Virus de Papiloma Humano en el 2007. ¿Qué es? una infección viral de contagio sexual que padece más del 80 por ciento de las mujeres y que en su gran mayoría no lo sabe. En los hombres no tiene ningún efecto. En nosotras se ha demostrado que puede desencadenar el cáncer cervico uterino. Existen más de 100 tipos de este virus. Unos llamados de alto riego y relacionados con el cáncer cervico uterino (del tipo de cepa que me fue diagnosticada), y otros de bajo riesgo y relacionados con formación de verrugas en los genitales.
En mi caso, fue diagnosticado luego de un papanicolao. Tras una revisión se me detectó una pequeña lesión en el cuello del útero Estuve en tratamiento. Las lesiones desaparecieron. Lleve controles de la presencia del virus en mi organismo dos veces al año. Resulta que en mujeres jóvenes este virus es atacado por el propio organismo y queda fuera de acción. Eso ayudado por las defensas altas, la buena alimentación y el seguimiento médico. No hay mayores consecuencias.
Según mi ex doctora, podría contaminar a mi hijo con el VPH si daba a luz de manera natural, eso a pesar de que mis últimos controles habían dado negativo para el virus.
Tras una exhaustiva búsqueda en internet descubrí que eso solo es posible cuando tienes verrugas (candilomas) producidas por el virus de bajo riesgo activo en tu organismo. Ese no era mi caso. Esto debido a que existía un riesgo de sangrado y, por lo tanto, de contaminación con la piel del bebe. Comenté el caso con algunas personas, incluyendo médicos. Una amiga, quien dio a luz a su beba de manera natural, me dijo que también había sido diagnosticada con el VPH y en sus últimos controles ya daba negativo. Su médico le dijo que para nada era necesario practicar una cesárea en su caso. Los médicos amigos me dijeron lo mismo.
Armada con la información, llame a mi ex doctora. Para mi sorpresa, me sugirió que me practicará un papanicolao...con 37 semanas de embarazo!!!!! Eso significaba riesgo de sangrado y, posiblemente, un adelanto de mi parto. No lo podía creer. Me dijo que si quería estar segura de que el virus estaba inactivo era lo mejor.
A pesar de que le dije que quería que me revisará el canal de parto, para saber si tenía algún tipo de lesión en el cuello del útero o algo fuera de lo normal (en ese momento reparé que durante mi embarazo solo me había revisado una sola vez, cuando tenía 9 semanas de embarazo), insistió en lo mismo y lo mejor (peor) vino después. "Te lo puedo hacer a las 38 semanas. No importa para ese momento que se te adelante el parto".
No pude más. Le colgué el teléfono e hice una cita con otra ginecóloga.
El mercantilismo está presente en todos los sectores de la vida. pero usar esta práctica en el área medica es un insulto a la vida. Lastima que no hay autoridad, ni castigo, ni pena. Solo hay un grupo de personas que te dirian esa es la vida y debes haceptarla así.
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