Me encanta la foto que tomó el esposo y papá de Fernando.
Su segunda visita a la playa. Quería agarrar las olitas que iban y venían. La disfrutó.
viernes, 25 de abril de 2014
lunes, 7 de abril de 2014
Incompresión del sueño infantil
Ayer leí una noticia que me horrorizó.
Una madre fue enviada a prisión luego de ser acusada de intoxicar a su hijo de dos años, luego de administrarle 20 pastillas para dormir. De acuerdo con la información, estaba acostumbrada a hacerlo, todas las noches, "para que se durmiera". En otra nota leí que "para que la dejará descansar". El niño fue llevado grave a un hospital.
Es difícil juzgar esta situación, de un claro abuso. Pienso que este abuso, como muchos otros, crecen como bolas de nieve desde el desconocimiento, el adultocentrismo de la crianza y de ver los niños como "una propiedad" o de asumirlos como "autómatas que tienen que hacer lo que digo". Pienso también en la desconexión y traumas sin sanar de una niñez que pueden provocar situaciones como estas. Pienso también en lo específico: la incompresión del sueño infantil.
Desde mi experiencia he comprobado algo que he leído con mucha atención y manejado, al parecer, fuera de la corriente mayoritaria de los padres que conozco: el sueño de los niños es un proceso madurativo que puede convertirse en un trauma si es manejada desde el afán de conductismo adulto, obligando con llantos a que un niño duerma solo o duerma "toda la noche" cuando su cerebro aun no está preparado para ello.
Fernando se despierta una y dos veces en la madrugada, y hasta más. Hay noches en que duerme cinco o seis horas de corrido y despierta, en su cuna al lado de nuestra cama, reclamando compañía, algo que no se le niega. Lo acunamos y dormimos todos juntos. Otras noches, como pasó hace unos días, su sueño fue muy irregular por una incomodidad de estreñimiento. A pesar de mi cansancio, y que en algún momento me desesperé, durmió con nosotros en colecho, consolando su incomodidad.
Sé que un día sus horas de sueño serán más largas, que un día irá a su habitación, que un día hasta exigirá privacidad y peleará probablemente para que su hermano o hermana, si tenemos otro hijo o hija, "duerma en otra habitación". Pasará como cuando empezó a gatear, luego empezó a caminar, cuando empezó a comer sólidos, a decir sus primeros balbuceos, cuando se aleja de mí para explorar y me mira de reojo solo para saber que estoy cerca.
No hay nada anormal en su ritmo de sueño, no hay nada anormal que un día despierte una sola vez, y que otro despierte cinco veces. Su sueño madurará, y su maduración sin traumas depende mucho de mi respeto hacía él, como persona que necesita de compañía para atravesar sus procesos de crecimiento.
No entender eso es lo que, creo, provoca mucho sufrimiento con el tema del sueño y los niños. Jamás he aceptado comparaciones con otros niños, pues todos son diferentes. Mis madres conocidas me sermonean cada vez que pueden con este tema, además de la lactancia, repitiendo mitos sin ningún fundamento. No lo respondo. Nunca he dejado a mi hijo llorar en la noche para que "aprenda a dormir", porque eso no se enseña. Igual que comer, dormir es un proceso normal, biológico, que se da en un proceso de maduración. No se impone.
Pienso en ese niño de dos años. Supongo, me arriesgo en suponer, a una madre cansada de no dormir, o cansada de los llantos de su hijo que pedía compañía, cercanía, para conciliar el sueño, solo porque alguna otra madre le dijo que "si lo duerme en brazos lo va a malcriar", "si lo acuna lo va a malcriar", "que deje que llore para que desarrollé los pulmones y aprendan a dormir". Supongo, me arriesgo a suponer, que luego de esos "consejos" alguien le sugirió que le diera pastillas para dormir.
Dejar llorar a un niño como "método para dormir" es maltrato y tiene sus consecuencias, estudiadas y documentadas. Lamento que nuestro adulcentrismo no nos permita cortar esa forma de maltrato, de brindarle a los niños el acompañamiento que necesitan para crecer, hasta cuando sus ojos están cerrados.
Deseo que ningún otro niño o niña tenga que ser sedado para que "duerma", que ninguno tenga que dormirse aturdido, cansado de tanto llorar sin recibir consuelo, que ninguno vomite y casi convulsione porque nos negamos a ser lo que somos como mamíferos, seres de acompañamiento, de acune, de apego.
Aquí dejo información al respecto del sueño infantil.
Dormir sin llorar
El Debate Científico sobre la Realidad del Sueño Infantil
Consecuencias del llanto infantil prolongado, no consolado
Los peligros de dejar llorar a los niños hasta el agotamiento
El sueño es un proceso evolutivo
Todo lo que necesitas saber sobre los métodos que dicen que dejes llorar a tu bebé
Por qué no hay que aplicar el método Estivill
martes, 1 de abril de 2014
El cunero: el peor lugar para un recién nacido
Foto tomada de "Mi camino a ser mamá". |
Antes de entrar al área de cirugía note que uno de los bebés lloraba mucho. Mucho. Había una sola enfermera en el cunero. Tenía un niño en brazos y trataba de acunar el bebo que lloraba a todo pulmón en una de las cunitas.
Y no, no era de noche, que es la excusa que se usa para los cuneros porque "hay que dejar descansar a las madres". Eran las 2:00 de la tarde.
Cuando llega otra enfermera y la que estaba en el cunero se acerca al área donde estoy le pregunto porque los bebés no están con sus madres. "Es que aquí se ponen en el cunero y las madres vienen por ratitos". Cuando le dije que lo mejor para un bebé sano es que esté con su madre, en su piel, y trabajando por establecer la lactancia desde las primeras horas de vida, me miró en silencio y luego me dijo: "creo que debería ser así, sí. Pero aquí se hace así".
Volví a escuchar el llanto desesperado del bebo. La otra enfermera pasa por mi área y, al parecer, escucho parte de la conversación que tuve con su colega. "¡No, ombe! No se preocupe, señora, ese niño es un tiguere. Él lo que está es consentido". Le respondo con una sonrisa: "No, señora, él lo que necesita es estar con su mamá. No es consentido, es una necesidad lógica, natural. El único olor que conoce es el de su madre. La necesita".
Me mira en silencio y se va. Miro hacía el cunero y veo a la otra enfermera dar biberones de leche de formula a los bebés.
Rato después de mi procedimiento y despierta de la anestesia observo como las madres son llevadas al cunero. Ninguna permanece más de media hora con su bebé. Una señora que está a mi lado me señala algo sobre la preocupación que expresé hace un rato a las enfermeras. "No entiendo por qué los tienen ahí. No tengo un hijo en está clínica ni loca. ¿Cómo van a tener a esos niños ahí si lo que necesitan es a su mamá?".
Minutos después el bebo vuelve a llorar. Y llora, y llora. No hay nadie en el cunero. No hay enfermeras tampoco en recuperación postoperatoria. Me levanto y voy al pasillo. Llegó al final, hasta la puerta de la sala de cirugía. No hay nadie. Estoy a punto de entrar al cunero yo darle la teta al bebo que llora con tanta desesperación. Escucho unos toques en una puerta de cristal. Es mi esposo. La puerta esta cerrada y le hago señas de que espere. Doy la vuelta y miro los brazos agitados en el aire del bebo que llora. Minutos después aparece una enfermera. La señora al lado de mi cama y yo nos miramos con tristeza.
Quince minutos después estoy de alta. Mientras camino a la puerta, mi esposo me hace el siguiente comentario. "Amor, ¿por qué lloraba tanto un bebé ahí dentro? Estaba desesperado desde afuera escuchando su llanto. ¿No había nadie?". Le cuento sobre lo ocurrido. "¡Qué! Caramba! Y eso, afuera del cunero, donde está la ventana con las cortinas, hay una promoción educativa sobre la lactancia...¡y le estaban dando biberones con formula!", dice mi esposo, sorprendido e indignado.
Los cuneros no son necesarios. Lo que vi ese día es signo del maltrato del que son objeto los bebés, del descuido, del sufrimiento de un ser pequeñito que solo necesita a su madre. Vi dar leche de formula a niños, prohibido por ley y lo que provocará que sea difícil establecer la lactancia exclusiva hasta los seis meses.
Un recién nacido sano tiene un lugar en el mundo: los brazos, la piel y las tetas de su madre. Y sí, estamos cansadas después de parir, para eso se supone que hay un grupo de personas de apoyo. Y no hay mejor descanso que tener a tu bebé cerca, dormido en tus brazos, lo dice una madre que no durmió durante toda la noche porque la alejaron de su bebé recién nacido. Doce horas interminables. Saqué a mi hijo corriendo del cunero y ahora buscaré una clínica que me permita, para una próxima ocasión, tener a mi hijo donde debe estar. A mi lado.
Al respecto de por qué los cuneros no deben existir para los bebés sanos y por qué lo que necesita un bebé es a su madre, puede leer estos artículos.
Los nidos, cuneros o nurserys, ¿sirven para algo?
Buenas prácticas en la primera hora de vida
La separación del recién nacido de su madre
"El mundo del Bebé se hace añicos; nada más nacer; si se lo separa de su madre" (Michel Odent)
Nada tiene sentido sin la madre
Por último, miren como un bebé recién nacido busca el seno de su madre sin ayuda alguna. Es algo natural, normal y biológico.
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