miércoles, 18 de abril de 2012

Hijos infinitos

Leí este poema hoy en el blog de Amor Maternal. Hermoso, simplemente, hermoso.


Los Hijos Infinitos
Andrés Eloy Blanco

Cuando se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga
y al del coche que empuja la institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la tierra.

Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños
que la calle se llena
y la plaza y el puente
y el mercado y la iglesia
y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle
y el coche lo atropella
y cuando se asoma al balcón
y cuando se arrima a la alberca;
y cuando un niño grita, no sabemos
si lo nuestro es el grito o es el niño,
y si le sangran y se queja,
por el momento no sabríamos
si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra.

Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño
que acompaña a la ciega
y las Meninas y la misma enana
y el Príncipe de Francia y su Princesa
y el que tiene San Antonio en los brazos
y el que tiene la Coromoto en las piernas.
Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala,
todo llanto nos crispa, venga de donde venga.
Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro
y el corazón afuera.
Y cuando se tienen dos hijos
se tienen todos los hijos de la tierra,
los millones de hijos con que las tierras lloran,
con que las madres ríen, con que los mundos sueñan,
los que Paul Fort quería con las manos unidas
para que el mundo fuera la canción de una rueda,
los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño,
quiere con Dios adentro y las tripas afuera,
los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima
entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra,
porque basta para que salga toda la luz de un niño
una rendija china o una mirada japonesa.

Cuando se tienen dos hijos
se tiene todo el miedo del planeta,
todo el miedo a los hombres luminosos
que quieren asesinar la luz y arriar las velas
y ensangrentar las pelotas de goma
y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda.
Cuando se tienen dos hijos
se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas,
toda la angustia y toda la esperanza,
la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega,
si el modo de llorar del universo
el modo de alumbrar de las estrellas.


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lunes, 16 de abril de 2012

Hermosa espera, pero...

Estado de buena esperanza, hermosa espera, época linda...

No es que vaya en contra de estos calificativos a la hora de referirse al embarazo. Cuando un bebe es deseado y concebido, la alegría es lo primero que te invade. Te sientes emocionada, responsable de algo bello, parte de la cadena que une a los seres humanos. Poesía, música...lo que entiendas como metáfora para sentirte.

Pero...si, hay peros. Ninguno de esos términos describe el cambio que se empieza a manifestar en tu cuerpo desde las primeras semanas de gestación y les aseguro que ni "buena esperanza", ni "hermosa" ni "linda" son buenas palabras para describirlo.

Pasé tres meses de nauseas. Nauseas constantes, permanentes, estacionadas. La sensación de que en cualquier momento iba a devolver hasta el aire que estaba respirando me acompañó durante casi trece semanas...en momentos más, en momentos menos. Odio vomitar, lo odio! Y no es que lo evite, pero es que esas nauseas eran eso...nauseas, nada más.

También tuve y tengo, ahora menos, un ataque adolescente de espinillas. ¡Horrible! Desde mis 16 años no me veía así. Me miraba al espejo y no lo creía. ¡Vaya! y yo que pensaba que jamás pasaría por eso otra vez.

Lo único que en el fondo agradezco fue haber rebajado seis libras en 12 semanas. ¡Pero como comer si tuve que esconder el pilón donde majo ajo! Todo, todo, todo me hiede. Y eso ha incluido a mi esposo...sí, a mi querido esposo. Desgraciadas hormonas.

Tengo tres meses sin cocinar, y de acuerdo a mi olfato, la huelga culinaria amenaza con extenderse por varios meses más. No puedo ver la carne ni cruda.

Ahora que las nauseas se han ido, el asco a disminuido y las espinillas remiten ha aparecido otro protagonista: la acidez.

Hermosa, linda, bella etapa...bueno, permitánme dudarlo. Lo peor es que me dicen que pronto, cuando la panza pase de los siete meses ya tendré más razones para quejarme jejejje

miércoles, 4 de abril de 2012

Es varón!

Hace dos semanas que sé que es varón.

Se llamará, si nace bien, Fernando.

Su papá, a pesar de que quería una niña, veía con emoción el monitor del ecografo. Ahí estaba el bebe, moviéndose mucho, molesto con el sonido del aparato. Dio la espalda después de enseñar lo que la doctora me explicó era su pene y su escroto.

Es un bebe que solo le falta crecer.

Las abuelas han aceptado con alegría el hecho de que no sea la niña soñada. De hecho, todos están que brinca de la felicidad y me tocan la pancita que ya se ve y le hablan a Fernando.

Desde el pasado fin de semana estoy manchando un poquito. La doctora me dice que no hay problema y me mando a mantener la progesterona. Parece que el afán del viaje de Semana Santa a Puerto Plata tiene que ver con el manchado.

Espero que todo siga bien, porque en unas semanas me iré a Alemania. No lo creo hasta ahora, pero aprobaron mi participación en un taller para periodistas en ese país y estoy que brinco de la emoción. Berlín por 20 días. Cruzo los dedos.