Anoche estaba acostada en la cama. Miraba televisión mientras mi esposo atareaba en la cocina, que para descripción se encuentra a pocos pasos de mí, pues vivimos en un aparta-estudio (que espero en junio ya nos hayamos mudado de él).
Me había pasado el día reposando, pues el mucho ajetreo por los preparativos del viaje a Alemania me pasaron cuentas. Este bebe parece decir: "Madre, hoy toca descanso, me has movido demasiado". Ya lo ha hecho varias veces. Tranquila estaba y casi dormitando cuando pasó...
Sentí una especie de ola interna. De unos segundos. Algo que se movió por un instante. Un pequeño temblor. "Se está moviendo", le dije a mi esposo. Vino corriendo, puso la mano donde le dije. Pero no lo sintió. Yo volvía sentir algo más tenue. Sé que era Fernando, el pequeñito Fernando.
Lo sentí. Se movió.