miércoles, 30 de enero de 2013

Lo que enseña un hijo

La llegada de un hijo, de un primer hijo, enseña muchas cosas. Desde las más sublimes a las más prácticas.

Estas son las que más me han dado en la cabeza.

Dormir, ¡ese tesoro! Y no hice caso a uno de los pocos consejos valiosos que te dan cuando estas embarazada. "Duerme, que cuando nazca lo vas a extrañar". ¡Qué ilusa fui! Ahora mi sueño más largo no interrumpido es de cuatro horas o cinco. Claro, nada que ver con querer que mi hijo duerma la "noche entera", eso no existe para los bebes y por algo bastante lógico. Y que nadie me hable de dejar llorar a mi hijo, no señor, pero cuanto extraño mis horas corridas de sueño, mas yo...que trabajo hasta pasada las 10 de la noche.

Tu senos cambian de personalidad. Si decides amamantar, tus senos dejan de ser esos elementos bellos en una camisa descotada, que provocaban babas en los hombres. Siguen siéndolo, y más cuando te crecen por la producción de leche como es mi caso..pero no puedes verlos como eso solamente y hasta se te hace difícil el piropo a tus senos. Cuando veo esa carita de satisfacción de mi hijo succionando, con sonrisa incluida, la sexualidad de mis senos se va al carajo.

Te conviertes en mimo, payasito, cantante infantil, tartamuda...el que tiene hijos me entiende.

Ser un pulpo. ¡Oh, sí! El horario antes tan organizado y planificado se va al traste. Haces lo que puedes, como puedes, la mayor parte de ellas al mismo tiempo y con la eficiencia suficiente para no quedarte sin empleo, no se te queme la casa y tu bebe te mire desde su coral cuna con una hermosa sonrisa sin dientes.

El sexo se pone creativo. Para que lo sepan, y si no pasa entonces estás condenada a no hacer "chiqui chiqui" por más de una semana. Eso de la noche en la cama ya no va. Es cuando este dormido, a la hora que entienda que va a dormir, en este cuarto, en aquel. Se pone interesante el asunto :) ...si el cansancio te deja.

Tu te duermes y él...Dices que tiene sueño. Vas a la mecedora, lo meces y la que te quedas dormida eres tú. El...también :)

Nuevos horarios No, ya los fines de semana no son para el salón de belleza, manicure y pedicure. No, ya no hay saliditas. No. Te lavas la cabezas cuando puedes, sí. Pasan meses sin que sepas que es un...¿manicure? ¿Saliditas? Claro! Con el bebo :)

Y no, no es una vida hermosamente caótica. Es una vida hermosamente real.



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