martes, 25 de marzo de 2014

Alimentación complementaria. Ni compotas ni cereales

Fernando con seis meses comiendo brocolí.
Cuando Fernando estaba a punto de cumplir seis meses, empezaron mis aprehensiones con el tema de su alimentación complementaria. Después de la comodidad de solo lactar de manera exclusiva por seis meses (no le di ni tés, ni agua, solo leche materna), enfrentarme al reto de darle algo sólido me ponía nerviosa.

¿Le gustará? ¿Será de estos niños que se resisten a comer? ¿Cómo lo motivo luego de solo teta? ¿Purés? ¿Licuar comida? ¿Compota? ¿Cereal enlatado?

En esas semanas encontré un material muy interesante, que luego volví a ver en la conferencia de Carlos Gonzáles a la que asistí en Santiago sobre la alimentación complementario: lo que llaman el Baby-Led Weaning, que no es más que la alimentación guiada por el bebé. 

Recuerdo que con lo primero que experimenté fue con frutas. Guineo y lechoza. No importaba si comía mucho o poco, lo importante es que curioseará por su cuenta, probará y jugará con la comida, ya que los bebés en esos meses están en su etapa oral. Conocen el mundo por la boca.

¡Cuánto disfruté esos primeros días! Ver a mi hijo tomar los trozos, llevarlos a la boca, probar, masticar, saborear era, y sigue siendo, una experiencia única. 

Las madres tendemos a vivir asustadas con el tema de la alimentación, creer que el niño tiene que "hartarse" un plato de comida como un adulto, y peor aun, un puré o un licuado, que a la larga provocará que el bebé rechace los sólidos.

Fernando experimento con brocolí, manzana, melón, palitos de zanahoria y pepino, tomate....como juguetes de sabor. Hay que recordar que esa alimentación es complementaria a la leche, no sustituta y eso será hasta que cumpla el año. 

Claro, hay que tomar precauciones. Evitar alimentos duros partidos en pedacitos pequeños, redondos o cortar alimentos de forma circular. No, el bebé no se ahogará y, por supuesto, no sé pueden dejar solos, sin supervisión, mientras inician ese proceso de descubrimiento de sabor y color. 

Y por supuesto, hay que estar dispuesta a convivir con los regueros de comida. :)

Apunto algo importante. No le di en ese entonces ni nunca le he dado compotas ni cereales enlatados a Fernando. Las compotas no aportan nada más que azucares. Una guineo es mucho mejor que una compota de guineo, está al alcance, es más barata y pone a tu hijo en contacto con sus capacidades motoras y sensoriales cuando trata de comer un guineo.

Tampoco le he dado papillas, ni le he licuado comida. Entiendo que esto retrasa su proceso para aprender a comer, con el riesgo que después no quiera probar loas alimentos "que no estén licuados", entonces lo que en un primer momento pareció fácil, después se convierte en un calvario.

Aquí les dejo una guía sobre el método. También pueden leer más información al respecto en el blog Una maternidad diferente. 


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