Hoy llegué al límite.
El bebo no quería dormir.
Yo tengo muchos días durmiendo mal, con momentos de estrés en el trabajo y en la casa.
El bebo está intenso, con la intensidad que acompaña su recién cumplidos seis meses.
Me sentí rebosada. Frustrada.
Le alce la voz. Le di una nalgada.
Vi su rostro de susto. Probablemente sorprendido de que su mami hiciera eso.
Me derrumbe.
Mientras lo abracé y lo acurruqué, empecé a llorar.
"Perdón, bebo, perdón", le dije al oído.
Él, como todo bebé, hace rato que había olvidado el episodio, y gorjeaba tratando de alar el cojín de respaldo de la mecedora.
Media hora después dormía luego de soltar una de las tetas.
También esto es ser mamá.
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