Se llamará, si nace bien, Fernando.
Su papá, a pesar de que quería una niña, veía con emoción el monitor del ecografo. Ahí estaba el bebe, moviéndose mucho, molesto con el sonido del aparato. Dio la espalda después de enseñar lo que la doctora me explicó era su pene y su escroto.
Es un bebe que solo le falta crecer.
Las abuelas han aceptado con alegría el hecho de que no sea la niña soñada. De hecho, todos están que brinca de la felicidad y me tocan la pancita que ya se ve y le hablan a Fernando.
Desde el pasado fin de semana estoy manchando un poquito. La doctora me dice que no hay problema y me mando a mantener la progesterona. Parece que el afán del viaje de Semana Santa a Puerto Plata tiene que ver con el manchado.
Espero que todo siga bien, porque en unas semanas me iré a Alemania. No lo creo hasta ahora, pero aprobaron mi participación en un taller para periodistas en ese país y estoy que brinco de la emoción. Berlín por 20 días. Cruzo los dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario