lunes, 17 de septiembre de 2018

El teléfono

Foto tomada de www.vasderetro.com


Con un vocabulario limitado, pero si que muy dispuesto, el hijo ahora pelea por contestar el teléfono.

La carrera es frenética cada vez que el timbre suena, y por una obviedad de tamaño y energía siempre a mil, mi hijo tiene todas las ventajas de llegar primero.

Hace un rato llamé a casa. Supuse que Adeline, la chica que me ayuda en casa, no le ganaría la carrera.

- Hola

- Hola, Fernando. ¿Cómo estás?

- Bien (y luego me dice algo que no entiendo bien, pero supongo que me habla de lo que ve en la televisión)

- ¿Estás viendo televisión?

- ¡Sí!

- ¿Tu tía Adeline está ahí?

- Sí

- Pues pásame a tu tía

Pero el afán telefónico no se limita al aparato fijo que está en la sala de la casa.

Ayer, domingo, me pidió hablar con su abuela por Whatsapp.

- Cuchi, mamá.

Hice la video llamada. Y me doy cuenta que no solo la quiere saludar, sino que pone el móvil en algún lugar donde asume que su abuela lo puedo ver lanzando la pelota a la canasta de basketball, o bailando o haciendo cualquier otra cosa.

Más tarde, secuestró mi móvil.

- Mi hija, tu hijo me llamó. Estaba hablando con él.

Era mi madre, llamando desde Nueva York. Y yo miro a mi alrededor y me doy cuenta que no tengo el móvil cerca.

Viene por el pasillo le veo el móvil. Me despido de mi madre y le pido el aparato.

Así compruebo que ha llamado a unas 10 personas de mi lista de Whatsapp y algunos me han enviado mensajes preguntándome si los había llamado.

Me pase los minutos siguientes respondiéndoles: "Disculpa, fue mi hijo".

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