lunes, 5 de junio de 2017

Llanto por el hijo llegado

Foto: Argénida Romero
Deseamos los hijos. ¿Deseamos los hijos?

¿Queremos algún tipo de hijo? ¿Nos decepcionan los hijos? ¿Queremos que nuestros hijos sean lo que queremos o lo queremos como son?

En la pasada Feria Internacional del Libro escuché un poema, en un recital. Un poema que por un tiempo busqué pero del que solo había encontrado un fragmento.

El poema lo escribió una mujer. Se llamaba Carmen Natalia. No tuvo hijos, pero habló del miedo de tenerlos, al menos eso creo. Su poema se llama "Llanto sin término por el hijo nunca llegado".

Lloré cuando lo escuché completo. Lloraba por el hijo que sí llegó.

En un momento me sentía ahogada por el llanto, sobrecogida, ahogada en la angustia de ser madre. Carmen Natalia, que murió hace cuarenta años, que nació hace cien años, que nunca me conoció, a quien nunca conocí, dio voz a mi angustia de madre. Sí, porque existe la angustia de ser mamá, mas cuando sabes que has tenido que aprender a ser la madre que nunca esperaste ser.

Cuando sabes que eres la madre a la medida de tus hijos, y no al revés.

¿Se hace más problemático ser madre ahora que antes? No lo sé. Pero se que hay silencios que no sabes como traducir, pero que llega una mujer, una mujer que habla de su angustia de no ser madre, de su miedo, de su renuncia, y el silencio se te convierte en un grito hondo que te derrumba, y luego te da la mano para levantarte.

Y lo ves, aunque a veces lo olvides, sobre la angustia se puede navegar, y llegar al puerto donde siempre te puedes poner de pies, y si tienes suerte, encontrar las manos, las voces, que le den hogar a tus silencios.

Hice un vídeo del recital, no es muy buen vídeo, pero creo que se puede apreciar el poema.


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