viernes, 27 de noviembre de 2015

El niño Fernando

Así lo encontré un sábado en la mañana.


Con la locura del "Black Friday aplatanaó" hoy, decidí llevar a Fernando a la guardería caminando, dejando las vías principales y tomando una calle casi desierta, llena de casas de familias, alejadas de los negocios.

La guardería no queda lejos de casa, pero al paso de Fernando nos tomó más tiempo el trayecto de lo que tomaría si lo hubiese hecho sola. Y me gustó ir al paso de Fernando. Detesto ver como los niños pequeños son prácticamente arrastrados porque los adultos no se detienen en que las zancadas de sus hijos son más pequeñas...

Los niños, sí, porque de eso me di totalmente cuenta hoy. Fernando es un niño, ya no es un bebé.

En el camino, Fernando miraba con curiosidad todo, señalaba lo que le interesaba y yo le decía como se llamaba. Paloma, carro, silla, colmado...También, mientras ibamos tomados de la mano, lo vi jugar con sus pies, saltar hoyitos, pisar rayas. No me pidió que lo cargara. Iba tan entretenido con lo que veía y yo, mientras, caí en cuenta de que mi hijo ya es un niño.

Y creo que el tema se me despertó anoche, cuando llegué a casa y el aún estaba despierto. Salió a buscarme a la puerta y me abrazó. Nos fuimos a la cama, porque lo acurrucó para dormí. Nos tiramos juntos, me abrazó, metió la cabeza debajo de mi brazo izquierdo. Le acariciaba los rulos del cabello. Cuando lo sentí dormir me di cuenta de algo...

No me pidió teta.

Empecé a sacar cuentas que fuera de lactarlo temprano a las seis de la mañana cuando despierta, y que suele ser poco tiempo, a veces no tan poco, ya Fernando no vuelve a pedir teta. Lo bañó, lo visto, se toma su leche y no pide teta. Regresa a almorzar y no pide teta. Eso de lunes a viernes. Veré si mañana, sábado, que no trabajo y estaremos juntos todo el día su intensidad es igual a otros fines de semana en que parece decir "Mami está conmigo todo el día, deja cobrarme la teta que no me da".

O sea, no me había dado cuenta del todo, pero ya ha empezado a su manera a dejar la teta.

Se siente raro ahora que me he percatado de ello. Alguna vez leí que era como una especie de "duelo" para algunas madres. No les diré que estoy así como que dando gritos de depresión casi post teta...pero es como si ese lazo físico se extraña un poco. Pero claro, no se me confundan, se que Fernando ya es un niño, uno de tres años, que contrario a lo que alguna gente me dijo...

La lactancia no hizo dependiente a mi hijo, sino todo lo contrario, es un niño seguro, alegre, intenso, curioso y cariñoso.

A veces, más de la que creo, me quedó observándolo mientras juega o juega en su tableta (tiene horario controlado jejejeje) y veo sus expresiones, sus maneras de sentarse, de mirar, de levantar su cabeza, de sonreír...y me pregunto si ese niño fue ese bebé pequeño que cargué hace tres años, el que dentro de la barriga me daba patadas de karateca. El bebé que nunca soñé, que nunca imaginé tener, que no anhele hasta que supe que vendría.

Es raro, quizás, ponerme desde fuera de mi hijo. Lo veo como ese ser humano distinto a mí, que es tan diferente a mí, tan otro, aunque sea parte de mí y de su padre. Pienso que pensará, cómo verá el mundo, que cosas se tejen dentro de él. Y pienso en la niña que fui, en lo que recuerdo de ella.

El bebé Fernando ya no existe, y dejó de existir hace tiempo, pero ahora me doy cuenta.

Fernando es un niño.

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