lunes, 6 de julio de 2015

Destete nocturno IV: ¡Por fin!


Luego de un intento de destete nocturno que funcionó algunos días y después se vino al traste, esta madre había estado pensando en que momento oportuno retomar.

Observando algunas independencias de mi hijo en estos últimos meses: tratar de comer solo, caminar soltándome la mano porque "yo sé por donde voy", jugar en otra habitación donde no estuviéramos ni el padre ni yo, y su amor por la guardería (ya no hay berrinches de ningún tipo...muchas veces ni se despide de mí cuando lo dejó allí); pues decidí retomar el destete hace dos semanas.

Las primeras madrugadas fueron de locura. Patadas, haladas de pelo y berrinches, esto sumado a los gritos y las lágrimas. Le trataba de hablar con cariño, con todo y que medio me desesperaba. Lo cargaba, lo acurrucaba, le explicaba "la teta duerme y ya no despierta a esta hora". No desistí, ni siquiera cuando al otro día tenía que mantenerme despierta a dosis de café. Y ya se imaginarán como se me acentuaron las ojeras.

Luego de cinco días, la defensa de Fernando fue tomando retirada. Menos patadas, menos berrinches. Lo que en los primeros días era un momento de cinco minutos se redujo a un ratito.

Les confieso que Fernando no era el único que sufría. La lactancia es un lazo fuerte, hermoso, bonito. Pero mi espalda ya no lo resiste en las madrugadas y la falta de sueño me deparaba un día fatal. Así que...

Casi dos semanas después, el señor Fernando se sienta a media madrugada en su cuna para que lo pasen a la cama y...¡ya no pide teta! Bueno...a veces hace el intento, pero sin insistencias. 

Lo que sí me pasa, y creo que ahora el proceso lo tendré que vivir yo, es que me despierto a cada momento para saber si está bien, durmiendo lejos de mí, eso antes de despertarse luego de cinco horas de sueño para buscar a mamá y papá.

Eso sí, desde que abre los ojos y ve que el sol está afuera, salta encima de mí sin pensarlo, buscando tetas. 

Al parecer, y si completo quince días más así, entonces canto victoria definitiva. 

No les puede negar que he tenido mucha presión con el tema del destete. He evitado contradecir la exigencia para no provocar que se sientan mal u ofendidos conmigo. Aunque en este tema está lo de siempre: al parecer nadie piensa en eso a la inversa, o sea, conmigo, cuando te dicen "pero le tienes que quitar esa teta", como si fuera tan fácil.

Pero bueno, evitadas estas "guerras", solo puedo decir que he empezado el destete cuando lo decidí, cuando he entendido que ya se me hacia incomodo y afectaba mi día a día (no es lo mismo colechar en lactancia con un bebé de meses, que con un niño de dos años). Y me ha gustado hacerlo así, y he forzado para lograr que este proceso sea lo más respetuoso posible, aunque a veces (y eso será material para otros post) se me ha agotado la paciencia con Fernando.


No hay comentarios:

Publicar un comentario