domingo, 31 de mayo de 2020

La superficie y la maternidad

Cada año el tema de la celebración del Día de las Madres toma en mí un sentido más lejos de la superficie. Más allá de las felicitaciones, de las flores, de los saludos y las lágrimas en lejanía por la pandemia, de los regalos, de los mensajes en las redes sociales.

Hace unas dos semanas atrás, una madre mató a su hijo. Lo empujó a un canal para que se ahogara. Falló a la primera, lo logró a la segunda. Ambos intentos el mismo día. El niño era autista, tenía 9 años. Hace pocos días leía como una pareja de esposos "devolvían" a un niño que adoptaron, abrumados según la madre adoptiva, ante los cuidados que necesitaba, de los cuales no habían sido informados con claridad, esto a pesar de que pidieron dinero para él a través de las redes, lo volvieron una "celebridad" igual que sus otros hijos y convirtieron su adopción en una especie de reality show. El niño adoptado, y "devuelto" para que otra familia lo adopte, tiene autismo.

Ayer vi una publicación en Facebook. Señalaba lo que el terapeuta del niño asesinado decía de la madre. El niño la obedecía, la seguía. Reitera lo que otros dijeron, era buena madre. Pero agregó algo. La madre mantenía la niño siempre en las terapias, constantes terapias y actividades, y no permitía que regresará antes de ninguna de esas terapias y actividades. Supongo, uno supone, llega la cuarentena y no hay donde mandar por horas a ese niño, ni terapias ni actividades. Es tu hijo contigo, 24 horas. 

¿No había lazos ya? ¿Estaba tan desconectada ella de su hijo, de lo que era, que cuando lo tuvo todo el día, de manera constante, era para ella solo un extraño y vio su condición como algo que podía más que ella, de algo que lo tenía que librar? 

La noche del sábado leía sobre la familia que "devolvió" al niño. La familia perfecta, los hijos perfectos. Una familia de revista, rubios y ojos claros, con una gran casa, con una madre enseñando a ser mamá en las redes, como hacer mil manualidades, como decorar habitaciones. Lindas fotos de revista de ella, sus hijos y su esposo. Imágenes, comentarios, enseñanzas que generaban dinero, promoción y dinero.

¿Era ese niño "devuelto" solo el vehículo para decir "somos tan padres que podemos ser padres de un niño que no es nuestro hijo y que, además necesita cuidados especiales"? ¿Un niño "especial" para ser más especiales? ¿El niño objeto de recaudaciones, de cuidados en las redes, que al final era demasiado especial como para seguir siendo especial con él? 

Es raro, lo sé, ver entre tanto amor esta falta de amor, este cuestionar la maternidad. Nos enseñan a no cuestionar la maternidad. No al hecho biológico de procrear, sino a lo que envuelve, afecta, martilla, impone, moldea, amplia y estrecha la maternidad. 

¿Debemos cuestionar, examinar, diseccionar la maternidad que acogemos y nos acoge? ¿Qué somos como madres en el contexto en que somos madres? ¿Qué es ser madre cuando ser madre significa desconectarte de un sueño de cómo ser madre? 

No romantizemos la maternidad, escribí temprano en Twitter. Y ahora cierro el Día de las Madres enfrentándome a los espejos y pensando en el momento en que mi hijo irá a despertarme, con un beso. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario