lunes, 26 de marzo de 2012

Cambios

A casi trece semanas los cambios de mi cuerpo se hacen evidentes.

De repente, aumente una medida de sostén. Mi cara esta llena de sarpullidos y espinillas. Me siento agotada casi siempre, con un sueño que parece no desaparecer por más que duerma.

Mi esposo le habla a la pancita, que según yo no se nota nada, pero según el público en general si se me nota.

El miércoles tengo cita nuevamente. Estoy loca por escuchar otra vez el corazón de mi ya feto, mi futuro bebe si todo sale bien.

Ya hay nombres. Si es niña se llamará Amaya. Un nombre significativo porque es de alguien que recientemente murió, una joven mexicana que solo conocí por su blog y que perdió la batalla contra el cáncer. Era una chica muy especial.

Si es varón se llamará Fernando. Este nombre tiene una razón más cercana a mi esposo: el nombre de un amigo que bautizó a su hijo con el nombre de él y de uno de sus amigos cercanos, a la vez amigo de Fernando, y que de paso fue padrino de nuestra boda.

domingo, 4 de marzo de 2012

El aborto

Hace pocos días vi a mi futuro bebe. Mi posible bebe. Muchas cosas podrían frustrar la llegada de mi hijo o hija. Espero, porque no tengo fe religiosa, que nada de eso llegué a pasar y que en siete meses pueda cargar a un bebe sano.

Hablaba de eso con dos colegas en la redacción, de la sensación que tuve cuando vi al feto que crece en mí, de lo formadito que estaba. Una de ellas comentó: "Mira todo eso, y así hay asesinas que matan a sus hijos".

Guarde silencio por unos minutos. Luego le comenté: "En los países donde es legal el aborto, solo se puede realizar hasta los tres meses. El bebe aun está en formación. Realizar una aborto después de los 120 días de embarazo es un peligro para la madre".

El tema se deslizó y empezamos a hablar de otras cosas.

Ya en casa pensé en solitario sobre el tema. Con nueve semanas de embarazo, si quiero y si viviera en un país donde el aborto fuera legal, podría optar por no ser madre. En mi caso, mi embarazo fue buscado, deseado y querido. Aun pienso que de presentarse alguna mal formación en el feto que lo hiciera inviable o riesgo para mi vida, no tendría opción en mi país. Aquí la Constitución, por presión de las iglesias cristianas, incluyo el respeto a la vida desde la concepción, contrariando todo el derecho de la mujer a decidir en caso de riesgo y poniendo a el doctor en una situación delicada.

Creo en el derecho a decidir, a que si una mujer está en una situación de riesgo en un embarazo o su feto es inviable ella pueda decidir. Me atormenta pensar que si me veo en ese caso no tenga en este país opción de decisión.

Pensé también en mi emoción a ver la primera ecografía, emoción que parte de el deseo de haber querido un embarazo, del apoyo de mi esposo (con quien compartí la noticia), de mi situación económica (que no es súper buena, pero tengo un empleo fijo, una salario medio decente), además del apoyo económico de mi pareja. ¿Qué pasaría si en ese momento estuviera viendo el producto de una violación? ¿Qué pasaría si en ese momento fuera madre soltera sin trabajo? ¿La emoción sería igual? ¿Puedo llamar asesina a la mujer que llore al saber que ve el feto producto de una violación? ¿Si fuera una niña violada por mi padre o padrastro? ¿No fueron ellas primero "asesinadas"?

No, no sería igual.

Apoyo el aborto en casos de peligro de vida de la madre y en caso de malformación fetal (que no dará como resultado un bebe). Ahora que estoy embarazada mi posición no cambia, todo lo contrario, me siento desprotegida en un país donde, si mi vida está en riesgo durante estos primeros 120 días de gestación o a mi feto se le diagnostica una malformación que le impedirá crecer y convertirse en un bebe vivo al final del embarazo, no tendré opciones, no tendré oportunidad de decidir si quiero o no continuar con mi embarazo.

Soy una mujer desprotegida ante una Constitución pensada por hombres, por intereses eclesiásticos, por gente que parece olvidarse de que la realidad no es uniforme, ni paradisíaca, ni ideal para todas las mujeres.