lunes, 17 de diciembre de 2012

Mitos y más (o porque la sabiduría popular no es tan sabia)

Contrario a lo que se piensa, la sabiduría popular no suele ser tan sabia. Durante mi embarazo, post parto y actual estado de crianza, escuché y he escuchado las más descabelladas sugerencias, opiniones y consejos (muchos de ellos sin ser solicitados, la mayoría) que no resisten ni la más mínima dosis de sentido común.

Como algunas me resultaron unas joyas del más intenso sin sentido, no puedo resistir compartirlas. Espero no herir el deseo de bien de nadie, pero es que hay cosas y "cosas".

Durante mi embarazo

"No comas concón porque se te pega la placenta". Para los no dominicanos, el concón es el arroz quemado que se pega de los calderos. Es riquísimo de comer, sobre todo con habichuelas. Aun cuando recuerdo este consejo me da un ataque de risa. Sigo sin entender la relación.

"Es hembra (varón), ¿verdad? Porque la forma de tu barriga es de hembra (varón)". Las "sonografías visuales" fueron uno de los episodios más recurrentes durante mi embarazo. Me sorprendía con la seguridad que muchas señoras me decían "es hembra", cuando desde las 14 semanas sabía que era varón.

"Toma leche de magnesia, para que salga clarito". Aparte de racista...que tiene que ver la magnesia con el pigmento de la piel...pues nada. Solo sé que sirve para calmar la acidez propia de esa etapa, y esto me recuerda...

"Si tienes mucha acidez es porque tu bebe tiene mucho cabello". Tomando el punto anterior creo que esta afirmación es bastante descabellada.

"No cruces las piernas. No cruces los brazos". Por más que pregunté no me dijeron una razón lógica, solo la siguiente enigmática frase: "Porque es malo".  Juro que no me exploté a carcajadas por respeto a la persona que me lo dijo.

"¡No te sobes tanto esa barriga que vas a malcriar a ese niño!". Creo que envié más de una mirada "asesina" a unos cuantos extraños en carros y guaguas. Era mi panza y ¡cuánto disfrute esa panza! ¿Cómo que no la acariciara? Si hacerlo era malcriarlo, imagínense lo que hizo que creciera dentro de mí, junto a mi corazón, comiendo a la hora que quería, durmiendo a la hora que quería. Mi hijo debe ser el ser más malcriado del mundo...y todos los que nacimos desde el origen de los humanos jajajajjajaj

Durante el post parto

Debo decir que esta es la etapa en la que más consejos incoherentes e hilarantes se hacen presentes. Les aseguro que a veces me sentía como espectadora del más alocado monologo. Estas son algunas de las joyas que me regalaron.

"No lavarse el pelo hasta que termine el riesgo (puerperio)". ¡Todavía hay gente que cree que esto es una medida de salud! Y esto va sumado a ponerse medias el día entero, amararse un paño en la cabeza y estar encerrada dentro de la casa. Podría entender que en otra época cuando existía menos acceso a la medicina estas medidas fueran precautorias y necesarias. Pienso en baños fuera de la casa, miedo por infecciones. Pero hoy en día...si  me médico me dijo al darme de alta al día siguiente de parir que si quería podía pasar por el salón de belleza.

"No comas carne de cerdo". ¿Alguien me puede explicar esto?

"Tienes que darte un purgante para limpiarte". Mi pregunta fue ¿y que conexión tiene el sistema digestivo con el reproductivo en una mujer? La sugerencia me fue dada por mi abuela, mi madre, tías y varias mujeres más. Obvio, no tome ningún purgarte.

Durante la crianza...y las que me faltan

Estos "consejos" son los de nunca acabar: Entiendo que quieran ayudar, pero...

"Si botas los protectores sucios de leche y le pasan hormigas, se te seca la leche de los senos". Oí esto dos veces en mis primeros días de lactancia (porque cuando bajó la leche de mis senos, era mucha) y les confieso que no se si debía reírme o explicar que era algo ridículo...

"El calor de ustedes les hace daño". Esta la había oído antes y me saca mis casillas internas. Y te la dicen cuando te ven que cargas a tus hijos más de tres veces, o cuando lo vas a consolar cuando llora y no es hambre ni cambiarle el pañal, o cuando comentas que los pasas a tu cama ¿Cómo...cómo el calor corporal de mi esposo y mío le haga daño a nuestro hijo? ¿Y el no es producto precisamente del caloooooooooooooor de nosotros? ¿No es lo más natural del mundo que  nuestro calor lo calme, lo consuele y conforte?

"Debes acostumbrarlo a que duerma la noche entera". Una cuestión, ¿la noche entera de quien? Porque si es la mía, ocho horas...¿es acaso mi hijo un adulto? Todo lo que he leído sobre el sueño de los bebes contradice este loco comentario-consejo. Lo peor es que califican como "buenos" a los niños que duermen "la noche entera" (algo que me suena a mucha mentira). O sea, que los "malos" son los que no lo hacen, los que no se comportan como los mayores quieren, los que o son bebes sino adultos en miniatura. De paso, les dejo un estudio al respecto que vale la pena leer El debate científico sobre la realidad del sueño infantil.

"¿No le vas a complementar la alimentación?". Quiero y deseo darle solo leche de mis senos hasta los seis meses. Se que se me hará difícil cuando empiece a trabajar en dos semanas, pero lo intentaré. Hasta ahora la alimentación de mi hijo ha sido solo lactancia. Ni agua, ni nada más. A demanda, cuando el quiere. Lo difícil es que la pregunta no solo me la han dicho algunas mujeres (amigas y familiares), sino...el mismo pediatra. Resulta que lo natural, parece hoy en día, es no lactar a los bebes.

"Dale agua". No, no señores. A los bebes lactados no se le da agua. La leche materna tiene todo lo que necesita, incluyendo saciar su sed. Por algo se la doy a demanda. Y sí, a demanda hasta dentro de dos semanas. Que mejor que dedicar todo mi licencia de maternidad a darle la teta cuando el quería, por hambre o por sed o por consuelo.

Estos son algunos de los mitos, y los que más recuerdo. En verdad, trato la mayoría de las veces de hacerme oídos sordos a los "sabios consejos". No les miento que me he enojado de vez en cuando, aunque trato de disimularlo. Entiendo que tras ellos hay intensiones buenas, pero equivocadas. Son mensajes y costumbres que pasan de generación a generación, de mujer a mujer, sin cuestionarlas. Pero yo sufro del mal de cuestionar, en particular aquellas cosas a las que no le encuentro ni pies ni cabeza.