martes, 20 de enero de 2015

La guardería

Fernando empezó a ir a la guardería.

Hubiese preferido que siguiera cuidado en casa hasta empezar la escuela en septiembre, con casi tres años. O quizás con cuatro años el próximo año. Pero no había de otra. Lo bueno, creo, es que esta separación del hogar empezó a los dos años y no antes.

El primer día, el lunes de la semana pasada, me volví un mar de lágrimas cuando lo dejé. Jamás pensé que me iría a afectar tanto. Llegué a casa y llamé al esposo casi sin poder hablar, compungida. ¡Vaya drama!

¿Fernando? Cuando llegó a la puerta se soltó de mis manos y se fue corriendo a jugar y brincar. Jamás se molestó en ver donde quedó mamá. Así fue la situación hasta el miércoles. Todo cambió el jueves.

No quería entrar. Me miraba con cara triste y dio unos pasos lejos de la portón. Miró hacia atrás y me reclamó en su idioma irreconocible. Entré y se apuro a seguirme, pero abrazado a mis piernas. No quería soltarme hasta que vio una pelota que picó su primo Sebastián. Me escabullí.

Pero el viernes no hubo pelota que valiera. Lloró y lloró. Y el corazón se me apretó y se me puso chiquito.

Ayer y hoy, lunes y martes, su tristeza empezó antes de llegar, a una esquina de distancia. Se tapó el rostro con sus dos manos y se detuvo en el portón, me miró con cara de tristeza como diciendo "¿Esto es todo los días, mamá? Se queda medio triste en un rincón.

Claro, la historia es diferente cuando el papá lo va a buscar. Lo encuentra jugando, brincando, gozando un mundo con sus amiguitos.

La separación nunca es fácil. Ni siquiera por unas horas. Sé que Fernando es un niño con cierta independencia, normal y adecuada para su edad, pero es un niño que aun necesita apego, compañía, de sus padres. Es normal su llanto, es dolor por el lazo que nos une, no manipulación.

Pero ahí está, jugando y saltando. Quizás ahora empieza a hablar, que es una preocupación para mí, pues a su edad aun no habla, no verbaliza una oración que se entienda. Creo que estar tiempo con otros niños, interactuando lo ayudará. De hecho, en estos días está tratando de armar palabras y ya entiendo algunas como "aquí" "allá" dentro de su "lenguaraje". Si no mejora en este tema después de los dos años y medio, que los cumple en abril, lo llevaré a evaluar.

A ver como seguimos con este proceso.

Ni idea de lo que estaba jugando, pero hay cuerda de por medio. La foto la tomó el padre.


2 comentarios:

  1. Hay mana,a mi me encanta leer tus blog,porque es como hblar contigo.
    Es totalmente muy cierto eso de los del apego con sus padres y lo que le cuesta desprenderse de uno cuando van a la escuela no es manipulacion como dice muchaaa gente ,pero todo es cuestion de paciencia e independencia.
    Ahora si me parece muy bien que estes muy pendiente del lo del lenguaje por si aca,pero uno como va viendo esas cosas y va observando a medida que van creciendo si es justo y necesario llevarloa revisar.
    Mis experiencias con mis hijas han sido indescriptibles a pesar de sus muchos afanes que eso lleva consigo.
    En cuanto al hablar ellas si que han sido unas loras jajajajajja desde muy chiquitas,bueno de hecho marian hablo antes del año e incluso antes de caminar primero hablaba es comiquisimo verla hablar y armar oracion y preguntarte cosas y escuchar respuestas( ellas dos son mi vida)
    Ayer al estar con ellas en la noche despues del trabajo muy a pesar del cansancio,escucharles sus risas y verlas como se disfrutan la una de la otra(a pesar de su diferenciaaaaa de edad)eso me llena y salta mi corazon al saber qeu son mis hijas.
    Mana hay tantas experiencias que uno vive como mama que podemos sentarnos y armar un libro y nos queda mucha historia para escribir no se cuantos tomos masjjaja.
    Lo bueno es que tratamos de hacerlo lo mejor posible para que el dia de mañana ellos se sientan seguros de ellos mismos y hechen para adelante y sientan el orgullo de decir mis padres me enseñaron y me dirijieron como hacer esto o aquello y lo hicieron muy bien y por eso soy lo que soy.Te quiero mucho

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    1. Hermana querida!

      Sí, es bonito compartir tantas cosas no solo como hermanas sino como madres. Tu me llevas kilómetros de experiencia. Y es como dices, se pueden armar miles de libros con el día a día con los niños, con nuestros hijos.

      Te quiero un mundo.

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