martes, 11 de febrero de 2014

Los palitos de ropa



Hace unos minutos mi amiga Wanda me pasó un texto que compartiré al final de lo que voy a escribir. Ese texto, además de aguarme los ojos, me motivó a compartir algo que me ocurrió esta mañana con Fernando.

Iba a plancar. La habitación donde plancho ha sido bautizada "el cuarto de los regueros". Ahí esta mi librero, las maletas, el canasto de la ropa sucia, un gavetero de plástico con herramientas y cables. En resumen, las cosas que Fernando no debe tener cerca.

No me pareció bien encerrarme en la habitación para planchar, pues sabía que Fernando reclamaría mi presencia en poco tiempo. Somos solo los dos en la mañana, y desde que no me siente cerca o escapo de su campo visual me busca. ¿Qué hacer?

En el "cuarto de los regueros" se guardan uno de los juguetes preferidos de Fernando: los palitos de tender ropa. Se vuelve loco de alegría cuando ve la caja y le encanta verlos, tocarlos y masticarlos. Y yo enloquezco de la impaciencia cuando los riega por el piso, cuando los tira, cuando los muerde. "¡Deja eso, Fernando!", suelo gritarle.

Tome la caja y esparcí su contenido en el piso. Le dije a Fernando "mira tus palitos". Se sentó y empezó a jugar con ellos .Empece a planchar y lo observaba de momentos. Saque algunos de su boca, que masticaba con insistencia. Les mostré como podía jugar con ellos. Seguí planchando. Vuelvo a mirar y observo como se coloca los palitos entre los dedos, como los empieza a reunir en "grupitos de palitos", como los traslada, de a uno, dentro de una funda de plástico duro cerrada. Le tome una foto.

Termine de planchar.

Cogí la caja donde guardo los palitos de ropa y me siento en el piso. Le digo: "Vamos a recoger los palitos, Fernando". Agarro un palito, lo pongo en la caja. El me observa y toma un palito y lo pone en la caja. Tomo otro palito y mientras lo pongo en la caja él ha recogido dos en sus manitas y va camino a tirarlos también dentro de la caja. Jugamos a recoger palitos. Terminamos y cierro la caja. 

"Un aplauso", le digo. Aplaudimos juntos y él ríe. 

Salimos del cuarto de los regueros tomados de la mano y el me decía algo en ese lenguaje indescifrable que aun tiene, y del cual solo distingo "mamá", "papá", "teta" y "agua". 

Ahora les comparto el texto que me pasó mi amiga Wanda. 

No tomen el título de manera literal.



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