miércoles, 5 de octubre de 2016

¿Es suficiente enseñarlos "a ser felices"?

Hoy cumple años Fernando. Cuatro años.

Para la hora que escribo esto, en el año 2012, aun no había parido. Tenía dolores, estaba en casa. Tres horas después tendría a Fernando sobre mi vientre, recién nacido. Pero en ese momento la imaginación no me alcanzaba para entender lo que este viaje de ser madre ha significado en mi vida hasta hoy.

Y con el cumpleaños de Fernando y con este recuerdo en mi cabeza, aflora un tema que tengo semanas dando vueltas.

¿Es suficiente enseñarlos "a ser felices?

No voy a embozar una tesis sobre qué es ser feliz, pero desde mi limitada observación me he dado cuento que la frase lleva una carga de "sentirse satisfecho", "estar bien", "ser pleno". Es un estado muy dirigido al ombligo propio, que es necesario no solo tenerlo, pues indica que naciste, sino de apreciarlo. Pero sucede que la vida no está limitada a nuestros ombligos.

Ser feliz no es suficiente. Enseñar a ser feliz no es suficiente. ¿Por qué?

La vida es un camino azaroso, impredecible en la mayoría de los casos, tenemos una limitada acción sobre los sucesos que nos pueden afectar. Habrá días duros, muy duros, donde no solo no podremos vernos el ombligo, sino que no lo vamos a poder apreciar.

No se puede ser feliz siempre. Habrá momentos de rabia, de dolor, de deseos de acabar con todo, de tristeza, de inapetencia por la vida, de decepción y desánimos.

Si solo me enseñan a ser feliz, si solo me enseñan que debo estar feliz, ¿me están dando herramientas para enfrentar la vida en su amplitud? Creo que no.

A veces somos tan dados a acomodar tanto la vida de quienes amamos que los dejamos inválidos para esos momentos en que se tienen que enfrentar a las adversidades, algo sumamente necesario para no solo ser feliz cuando los días te dan motivos para ello, sino a sostenerse en pies cuando los días nos deparan los momentos duros y difíciles de transitar. Es decir, para ser plenos en las sonrisas y en las lágrimas. Humanos.

Así que en este cuarto cumpleaños de Fernando es lo que deseo: poder enseñarle a ser humanamente pleno, no sólo feliz.