miércoles, 3 de octubre de 2012

Cuarenta semanas...y aún espero

Hoy, según los cálculos, cumplo 40 semanas de embarazo y aun el bebo no da señales de llegar.

Les confieso que pensé que para esta fecha estaría abrazando a Fernando, y pasando las malas noches anunciadas. Pero el bebo tiene otros planes.

Mis últimos dos meses de embarazo han sido de muchos movimientos. Cambié de ginecologo en la semana 37 (ya les contaré con detalle sobre las razones del cambio y de cómo la falta de ética médica en República Dominicana me regalaron las semanas más estresantes de ese proceso). A estos muchos movimientos estresantes de última hora se me ha sumado el afán y los comentarios fuera de lugar de la gente.

Supongo que no hay nadie con más deseo de conocer y abrazar a su hijo que yo. Nadie. Sin embargo, fuera del apoyo en esta espera que se ha hecho un poco larga, pero no anormal, he encontrado comentarios que lo único que suman es estrés y presión, que me quitan -aunque no quiera y me "unte un aceite imaginario para que me resbalen"- la paz y tranquilidad que se supone necesito.

"¿Y para cuando es?", "pero que se de rápido, que ya está bueno", "que se ponga en eso, que no estamos por esperar"....y así, sucesivamente. Y yo, a respirar. Y mi capacidad de ser "políticamente correcta" se me va agotando.

El domingo salí a caminar, como he hecho en estas últimas seis semanas, y creo que me excedí. Esa caminata fue, más que nada, un desahogo. Se me salían las lágrimas de rabia. ¿De verdad la gente, cualquiera, cree que tiene más conexión con este bebe dentro de mí? ¿Alguien cree que tiene más deseos de que yo de parir a mi hijo? ¿Alguien sabe de verdad o cree saber que tanto me duele la espalda, que tan incomodo se me hace dormir?

He decido esperar mi parto normal, nada me lo impide, pero parece que en esta sociedad de tiempos controlados y agendados eso parece, para algunos, un pecado mayor, una perdida de tiempo.

Les confieso que a veces me dan ganas de tomar un autoparlante y anunciar a voz de galillo que el que  sienta que Fernando está tardando mucho que deje de esperar y se olvide del caso y me deje en paz, a esperar a mi tiempo, a esperar el tiempo de mi hijo, a esperar el tiempo de mi cuerpo. Y que no, no me da la gana de hacerlo de otra manera, que no me importan la agenda de nadie (de verdad, no me importa), que porque le digan desde afuera que "llega, que esta bueno" ese bebe llegará cuando lo decida la naturaleza que rige este embarazo.

Cuando llegué de la caminata tuve que desahogarme con mi esposo. Me entiende, me abraza, me dice que no haga caso. Estoy haciendo el esfuerzo. Ayer estuve donde mi médico, el nuevo médico desde la 37 semanas. Me revisó. Me dijo que no hay muchos cambios, no hay dilatación, aunque el bebo está en posición. Me dijo que no desesperará, que es normal que las primerizas sobrepasen las 40 semanas, que muy pocos bebes nacen en la fecha calculada, porque esos cálculos son probables, que siga vigilando mis contracciones irregulares y que disfrute mis últimos días de embarazo.

De cumplir la semana 41 es probable que mi médico decida inducirme el parto. Por lo menos me dijo de inducir y no de hacerme cesárea. No quisiera que fuera así, pero lo prefiero a que me hable de operarme, opción que solo hemos visto en caso de que exista una razón verdadera para ello. Mientras, me repito todas las mañanas que confío en mi cuerpo, confío en el tiempo biológico para mi hijo, de mi embarazo.

Agradezco en estos días a mi madre, que desde Estados Unidos, me apoya y me da ánimos y que nunca me ha hablado con temor ni con miedo del parto natural, sino todo lo contrario. A mi hermana que me ha llenado también de cariño y que no tiene palabras de desespero para mí. A algunas de mis amigas, incluyendo a mi querida comadre Johanna, quien esperó un parto natural por casi 42 semanas y sabe muy bien por lo que estoy pasando.

A los que con sus comentarios y sus "afanes de agenda" me roban la tranquilidad que busco tener en estos días, les digo que se vayan al  carajo. Este es un asunto entre Argénida, su esposo, el bebo y mi médico.

7 comentarios:

  1. No hagas caso. Simple y sencillamente. ¿Acaso no te das cuenta que te haces daño a ti, y a tu embarazo con esas emociones y vibras negativas?

    Aprende a soltar, a ignorar. Sé que puedes. Animo!

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    1. Sabes? Te aseguro que no sabía que me iba a afectar tanto. Serán las hormonas? Tu sabes que una se pone súper sensible en esta etapa.

      Y sí, tal como dices, creo que esto ha afectado un poco a mi embarazo. Desde ayer, luego que escribí esto, estoy más tranquila, y ando con dos tapones en los oídos.

      Gracias.

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  2. No puedo creer lo insensible y necia que es la gente. Espero que todo salga bien y a su tiempo.

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    1. Ni más ni menos, Rocío. Y lo más seguro es que muchos se sienta ofendidos porque me atreví a desahogarme, para rematar. Pero nada.

      Por ahora, más tranquila. De verdad que necesitaba escribir como me sentía, ya que parece que las "puyas verbales" no suele ser muy eficientes.

      Gracias por tus bonitos deseos. Abrazos.

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  3. Te entiendo perfectamente, Argénida. Mi segunda niña estaba para el 15 de diciembre y nació el 23; y eso, porque me inducieron el parto. Yo estaba desesperada ya por que naciera pero ella estaba tomando su tiempo; y así será con Fernando. El vendrá al mundo cuando esté listo.

    Con mi primer embarazo mi mamá insistía en que caminara porque supuestamente eso ayuda a agilizar las cosas. Honestamente, no creo mucho en esto. Creo que lo mejor que puedes hacer es relajarte, tener paciencia con la gente porque al fin y al cabo siempre hacen lo mismo. A mi me tenían harta con su desespero. No afanes mucho, si quieres caminar hazlo, pero tampoco te esfuerzes.

    Las últimas semanas son las peores porque el tiempo parece no pasar lo suficientemente rápido pero necesitas descanso. Duerme mucho, deja que tu esposo te mime y no tengas miedo de lo que viene, estoy segura de que todo saldráa bien.

    A la gente que se vaya a la m... y tu no le hagas caso. Ya bastante estrés habrás tenido cambiando de médico.

    Suerte con todo.

    Joanne

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    1. Joanne!!! No te imaginas lo mucho que me ha servido leer tu experiencia para tranquilizarme y ubicarme en esta última etapa.

      No sabes las veces que me he tenido que morder los labios para no dar una respuestas de esas pocas delicadas. Pero tuve que por lo menos desahogarme por aquí.

      Ando tratando de relajarme. De hecho voy casi de salida a estar en otro lugar, a estar sola un rato, que parece que es otro pecado de las embarazadas hacer eso, pero bueno.

      Abrazotes.

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  4. No hay espera que no termine y que alegria que ya Fernando hizo delivery a tus brazos. Un fuerte abrazo de corazón y les deseo toda la sabiduría del mundo para educar ese tesoro que han recibido para que sea una estralla como sus padres, dos seres de luz. FELICIDADES!

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